Ruby, su nombre es innombrable como su piel intocable.
Hola soy Ruby, hoy como cada día me he despertado cuando ha salido el sol, hace tan buen día que no voy al colegio, buen día para hacer ladrillos quiero decir, hoy el sol los va a secar rápido y mamá dice que hay que aprovechar, hoy no podré jugar con Ayain y Abusama, pero mi hermano pequeño y yo podremos comer. Mañana será otros día.
Hola, soy una niña más, de los muchos que se montan en el autobús para ir a la escuela. Me lo paso genial, voy con mi hermanito en brazos y los pies descalzos, allí jugamos y hasta nos dan de comer. La escuela es lo mejor del mundo, seguramente si supiera que otros niños no van a la escuela para escapar de hacer ladrillos, no me parecería tan bonita.
Hola, soy una esclava, que vuele de jugar a ser niña en la escuela, pero es sólo eso, un juego, un sueño, ya que al volver me esperan el molde y la arcilla, ojalá fuera un lápiz y un papel, ser niña no es mi único sueño, tengo muchos más, pero mamá dice que no piense mucho en ellos, no me importa, estoy acostumbrada, con lo que no quiero soñar más es con hacer ladrillos cada segundo.
Hola, soy..., bueno, en realidad ya no soy nadie, supongo que ya nadie se acuerda de mi, ni siquiera por el rubor de mis mejillas al sonreír que dan sentido a mi nombre, me gustaría que al menos hubiera quedado eso de mí, pero no, no ha quedado nada.
Ruby, su nombre es innombrable como su piel intocable.